InicioOpiniónOpiniónCarreras clandestinas y el viejo cuento del sillón de Don Otto.

Carreras clandestinas y el viejo cuento del sillón de Don Otto.

La Sala del Senado aprobó, la tarde del martes, proyecto de ley que sanciona a quienes compitan en carreras ilegales de automóviles.

La iniciativa modifica la Ley de Tránsito para sancionar la organización y participación en las competencias no autorizadas de vehículos motorizados.

El texto reconoce que la actual Ley de Tránsito no contempla figuras sancionatorias especiales para la realización de carreras no autorizadas. Por lo mismo, se plantea que resulta imperativo “proveer a nuestro ordenamiento jurídico de una normativa que permita sancionar, no sólo a quienes participan en carreras no autorizadas, sino también a quienes las organizan, pues estos últimos son los principales promotores y causantes de la proliferación de estas conductas”.

La iniciativa sanciona con una pena base y gradual, según sea la concurrencia de resultados lesivos o dañinos que origine la realización de la conducta típica, estableciendo asimismo, el retiro de circulación de los vehículos que participan en dichas carreras por un plazo no inferior a treinta días.

Esta es una buena iniciativa aunque, en mi opinión cojea por dos lados.

Primero es que desde hace muchos años descansa en alguna parte el proyecto que cede en Ovalle un terreno para que los aficionados a la velocidad puedan realizar de manera controlada y segura actividades automovilística, sin poner en riesgo a terceras personas, y sin que se convierta en un tráfico ilegal de apuestas.

Y lo segundo, que prohibidas las carreras clandestinas en caminos de los alrededores de la ciudad, son cientos los vehículos “enchulados” que toman las calles de la ciudad como pistas de velocidad, poniendo en riesgo la seguridad de otros vehículos, transeúntes y mobiliario público, Sin considerar la contaminación auditiva que causan vehículos cuyos tubos de escape de gas han sido alterados sin que Carabineros haga mucho por controlarlos.

Es como el viejo cuento de Don Otto que al llegar a casa sorprendió a su esposa con un amigo en el sofá del living. Y para evitar que siguiera engañándola vendió el sillón.

Si la normativa prohíbe las carreras ilegales en las afueras de la ciudad, ellos, cabezas de tuerca, seguirán corriendo, pero en calles y avenidas de la ciudad.

M.B.I.

OvalleHoy.cl