InicioOpiniónCarta al DirectorCARTA AL DIRECTOR: Ovalle no es tan malo después de todo 

CARTA AL DIRECTOR: Ovalle no es tan malo después de todo 

Quizás son los cielos cielos coloridos a la hora del atardecer, o los pueblos que se pierden al interior de los valles, o las churrascas, o el pisco o quien sabe qué – porque si bien la vida que llevé en la ciudad/pueblo fue  de perros – al momento de la partida algo llamado nostalgia, pena, angustia o quien sabe, resonó dentro de mi.

Puedo decir con certeza que me gané el odio de algunos por decirle «pueblo» a la ciudad en desarrollo; por decirle «huasos» a algunos de sus habitantes por su intransigencia, y al hacer público mi repudio a la visión tan machista, arribista y conservadora, que aun rige sobre gran parte de la población que habita la ciudad.

No. No odio a Ovalle, sobre todo ahora que no estoy allá y que todo lo que pasó en esas tierras que estuvieron agrietadas por la sequía, ya son parte de los recuerdos, que son variados y con tantos matices como el de los cerros que rodean la Perla (que se tornan de distintos colores por los minerales que guardan en su interior). La cosas no fueron fáciles en el pueblo (adjetivo que ahora utilizo con cariño, para que nadie se sienta ofendido), pero también viví y presencié cosas hermosas, como el crecimiento de mi hija  entre árboles frutales y huertas, o mi desarrollo profesional  en los distintos medios que me abrieron sus puertas para que yo, con toda esta carga de crítica social, escribiera notas y artículos.

Sí, Ovalle no fue tan malo conmigo después de todo, pese a la gente ‘charcha’ que se cruzó en mi camino y a las situaciones que aún que me dejan un gusto amargo cuando se asoman en mi cabeza. Porque si hubo gente super-duper-hiper-mega- bacán, que estuvieron ahí para hacer más llevaderos y pulentos mis días.

Como es un momento mamón y es mi columna de opinión me detendré en cada uno de ellos para agradecerles. A la Pancha le diré que la quiero más que al sol por ser la mujer más aguerrida y la mejor compañera que he conocido (Pancha, tus hijos son igual de hermosos que tú).

A Angelo, gracias por aguantar mis berrinches en la oficina, por aceptarme de vuelta con toda la derrota encima y por confiar en mí. Eres uno de los ovallinos más respetables que conocí.

A los abuelos de mi hija, le diré que pese al no querer aceptar su ayuda, gracias por el apoyo incondicional que me dieron. También hay más amigas, como la Naty y la Juani – quienes siempre estuvieron ahí, cuando más lo necesité.  La Amaranta, la Isu, la Vivi. A todas ellas quiero decirles que son fuertes por resistir siempre ante al abuso del patriarcado.

A todos los de OvalleHOY, Don Mario, Angelo, Claudia, Betsy y Nacho:

son un super equipo, es el medio periodístico más serio, profesional y entretenido y sólo una jornada de trabajo con 31 Minutos se podría comparar con lo bien que lo pasé mientras trabajé allá. Los extrañaré demasiado.

A los artistas callejeros, les diré: «voh dale, están iniciando una pequeña pero poderosa revolución». A los amigos pasteros y a los alcohólicos, gracias compañeros, sino fuera por ustedes que me tenían buena onda, tal vez me habrían asaltado un millón de veces.

Entonces puedo decir certeza que fui querida y aceptada por algunos ovallinos, que sí entendieron mis críticas y que dentro de todo me aceptaron, así: regodeona, buena onda, aperrada, consecuente, consciente y odiosa, tal cual soy.

Paloma Olivares Beltrán.

Ovalle no es tan malo después de todo, y no tan sólo por sus hermosos cielos cielos coloridos, los pueblos que se pierden al interior de los valles,  las churrascas, o el pisco. Y aunque todavía le falte para llegar a un pensamiento más tolerante, sobre todo con quienes venimos de afuera, es un lugar que puede llegar a ser hermoso, más aún cuando descubres la magia de su sabiduría ancestral sobre la tierra y los cielos y la esencia de su gente, de esa que pasa desapercibida y que muchas veces es la más bacán.

Paloma Olivares Beltrán

Periodista

OvalleHoy.cl