Día del Profesor

Es que al final del día, la verdad, a todos nos influyó un o una docente y nos alentó a perseguir los más disparatados sueños.

Digamos que esto cae en el concepto de “Reflexión Pedagógica” que  es un término que utilizamos  bastante los/as docentes. Un término ad hoc para esta humilde opinión.

Es que pensaba, reflexionaba  sobre  qué escribir para este 16 de Octubre, Día del Profesor(a).  Esa reflexión pedagógica me llevó a recordar que antes de decidir ser profe quise estudiar teatro.  “Morirte de hambre” dijeron, “Eso es para  vagos” dijeron. “Solo se da en la Chile y la Católica y tú no eres para eso” dijeron.

Entonces decido que quiero cambiar el mundo  estudiando pedagogía ¿Por qué? Fue gracias a ese profesor que  sólo se dedicaba a pasar materia. He admitido siempre  que en términos  generales en el colegio fui un mal estudiante, pero en esa asignatura de verdad no cachaba una y a ese profe literalmente le importaba un comino si entendía o no. Esa indolencia de su parte para con algunos de nosotros –  los flojos, los tontos, los que nos seríamos nada en la vida –   fue la que más influyó en que quisiera ser profesor.  

Es que al final del día, la verdad, a todos nos influyó un/a docente. O nos alentó a perseguir los más disparatados sueños, o nos cortó las alas de una vez; o nos iluminó un camino a seguir o nos sumergió en un periodo de oscuridad; o nos  entregó las herramientas necesarias para construir la vida o desvencijó  cualquier intento de construirla.

Es verdad, casi por antonomasia ser docente es influir en las vida de los/as estudiantes,  de todas las personas en realidad. Aquello es un poder y una responsabilidad  tan grande que nosotros mismos los/as docentes , muchas veces no solemos sopesar. Y pesa. 

De hecho,  mi propio  camino como profesor, como el de todos supongo,  ha estado repleto de errores y fracasos; quizás de actitudes  imperdonables, de palabras que no debí siquiera pensar y las dije  en el momento menos acertado a las personas menos indicadas; incluso  he tomado decisiones de las que  hasta hoy me arrepiento. Si hasta alguna vez fui como ese profesor infame que me inspiró a no ser como él. Pero también tuve maestros y maestras que hasta hoy, cuando ya quedan pocos pasos en este camino, me ayudaron a intentar ser mejor , mejor profe, mejor persona.  Gracias a Santiago, a Zulema, a Javier, A Brito,  a la  Meche, a Bonilla, a Merlí (el profe de la serie de Netflix) y tantos otros que merecen un monumento. 

Así fui aprendiendo a sostener el peso de ser profesor. Un verdadero profesor(a)  aprende cada día de los dicentes, de los errores, de los demás y con los demás. Aprendemos a ser profesores y profesoras de las alegrías, de los triunfos, de las derrotas por supuesto, porque gracias a los pequeños o grandes fracasos también los docentes llegamos al éxito, nos llenamos de alegría con un simple “hola profe , se acuerda de mi”, nos sentimos satisfechos cuando vemos que sembramos  afectos eternos y abrazos perpetuos.

Somos humanos, ¿saben?. Nos reclaman a veces. Nos agobian a veces. Nos putean a veces. Nos respetan  muchas más. Nos quieren muchas  m18uchas veces más. Al menos eso quiero pensar. Así es como muchas veces en la vida ,el  conticinio nos encuentra  con el alma llena.   

En fin, no sabía que decir en este día tan lleno de significado para tantos profesores y profesoras.  Pero ya ven, lo dije y qué, dijo el otro. 

Deseo saludar a todos/as mis colegas y colegos. Un saludo afectuoso en este día, que la lucha siga, que sus esfuerzos no sean en vano, que siempre  escuchen  un “Wena Profe”  en alguna esquina, en  algún lugar del tiempo. Como dijo Francisca hoy, “gracias por querer cambiar el mundo”. Y yo les digo , como dijo  Baden-Powell, no claudiquen en “intentar  y dejar el mundo un poco mejor de cómo lo encontraron” 

De eso se trata esta pega. De  eso se trata este día.
FELIZ DÍA PROFE. GRACIAS PROFE, WENA PROFE. 

Por K Ardiles Irarrázabal
Columnista

OvalleHoy.cl