InicioActualidadEconomíaDon Rufino: el secreto de un buen licor

Don Rufino: el secreto de un buen licor

Los recuerdos de la niñez de Adriana Olivares, marcados por un brebaje preparado por su padre, marcan el devenir de un matrimonio que se ha hecho conocido gracias a sus variadas preparaciones y la microempresa que mantienen.

Están presentes en cuanta feria de emprendedores se realice en nuestra comuna. Y es que los licores artesanales Don Rufino es una marca que se reconoce gracias a los aromas y sabores que Adriana Olivares junto a su marido Iván Díaz, preparan: amaretto, nuez, papaya, manzanilla y otros.

Si uno busca en Google “Don Rufino licores”, aparece la página de Facebook, fotos de ellos y una gran cantidad de notas de prensa que cuentan del negocio que mantienen. Es que pese a ser pequeños, estos brebajes se han codeado con los grandes de la industria. “Una vez nos ganamos una medalla de plata en una competencia. Esto me ha dado muchas satisfacciones”, cuenta Adriana.

El premio al que se refiere (y recuerda que cuando la llamaron no supo qué decir), es el Catad’Or W Santiago Wine Awards, que en una de sus ediciones premió su Licor de Almendras 2012. Para recibir el reconocimiento viajó junto a su marido a Santiago, cenaron en un elegante hotel y les entregaron su medalla. “Tenemos una empresa pequeña. Me llegué a turbar cuando me avisaron y no me podía mover de la silla”, dice.

Todo empezó hace unos veinte años, cuando junto a su marido empezaron a buscar una manera de aumentar el dinero de sus pensiones de profesor. “Cuando estaba en el colegio hacía pajarete, un vino dulce, y así fui llegando a los licores”, explica. En realidad, este arte viene de hace mucho antes. “Cuando éramos niños y vivíamos en Chuquicamata, mi papá hacía enguindado y era conocido porque era muy bueno”.

Como la magia con los ingredientes corría por las venas de Adriana se lanzaron al negocio. Antes, eso sí, tuvo una amasandería. “Pero los panaderos me dejaron botada, así que me dediqué a hacer pan yo misma”, cuenta. Así estuvo algunos años, haciendo panes y pasteles. De eso mantiene una receta para hacer pan integral “completamente natural”.

A Fondo Esperanza llegó hace casi tres años, la invitó una compañera. “Y ha sido muy bonito y muy importante”, dice. Con ese apoyo su microempresa crece cada día más. “Ha sido un camino difícil, sobre todo para conseguir los permisos y registros. Pero bueno, el que no se arriesga no cruza el río y este producto me ha dado muchas satisfacciones”, finaliza contenta.

OvalleHoy.cl