InicioActualidadCrónicaEl profesor de Senegal que llegó a Ovalle y ayuda a cientos...

El profesor de Senegal que llegó a Ovalle y ayuda a cientos de personas

Notable y noble historia la de este inmigrante que se ha convertido en la voz de los sin voz y un luchador por los derechos humanos de cientos de personas.

Mamadou es de Senegal, habla francés, español e inglés y ha sido fundamental para ayudar a los inmigrantes haitianos a integrarse en la difícil sociedad chilena. Hace de traductor en asuntos judiciales, ayuda con las transferencias y cuestiones monetarias y es un guía para los más de 350 haitianos cuyo principal problema es el idioma.

Amable y gentil. “No hay problema” repite cada vez que le piden algo relacionado con hablar de inmigración. Sin quererlo se ha convertido en el vocero de los vulnerables extranjeros que llegan sin conocer sus derechos laborales y sufren el abuso de empleadores y arrendatarios.

43 años tiene Mamadou Gueye, sólo porta el apellido de su padre como se acostumbra en su natal y patriarcal Senegal. Estudió pedagogía y es titulado de profesor de Historia y Geografía. En su país ejerció durante 13 años la docencia.

Lleva 10 meses en Chile. Primero emigró a España donde llegó mal económicamente y necesitaba partir. Se puso a averiguar por internet y leyó que Chile era lo mejorcito para migrar en Sudamérica y previo paso por Perú, recaló en Santiago. Por su responsabilidad y cortesía rápidamente se hizo de amigos que lo ayudaron a regular rápidamente su situación en extranjería y le recomendaron un trabajo en Cerrillos de Tamaya, así llegó a Ovalle.

Cabe destacar que Senegal es una democracia. Un país que con sus matices, es dentro de África un país estable social y económicamente. No fueron estos aspectos los que motivaron al profesor a migrar, sino más bien su afán por la aventura, conocer culturas nuevas y por supuesto juntar dinero. Es padre de tres hijos, casado y cristiano.

-¿Y tu señora no se enojó cuando te viniste?

(Ríe) No. Fue consensuado. La extraño demasiado, me afecta demasiado haberla dejado allá. Yo le propuse que quería salir del país a buscar más plata y conocer nuevas experiencias para traerlas acá. Me dio un año para lograr ese objetivo y ya estoy por cumplirlo. Lo más difícil este tiempo ha sido dejar a mis tres hijos y mi esposa. Aunque con la tecnología al menos puedo comunicarme con ellos.

-¿Cómo te han tratado en Chile durante este tiempo?

La gente me trata bien. No he tenido problemas graves de discriminación. Me han tratado con amabilidad y cariño. Aunque a veces me desprecian con gestos o me rechazan, pero eso no me afecta y más me lamento por ellos.

-¿Por qué?

Porque eso es algo malo que he visto en Chile. La mayor parte son buenos, pero hay unos pocos con mucha ignorancia. En especial por creer que somos distintos por el color de piel. La gente se molesta por ver que eres de color o te evita. La diferencia está en la mente, no en el cuerpo. Uno pertenece al país que vive, cuando llegas vienes a aportar tu cultura y tu trabajo. Pero si la gente te trata mal o te pone dificultades todo se hace más difícil y triste.

Seas chileno, peruano, boliviano, haitiano, africano no se debe hacer ninguna distinción. El país me da la oportunidad y uno debe entregar lo bueno que uno trae y ser un buen ejemplo en la manera de ser, actuar y trabajar.

-En ese sentido, tú sin querer, te has transformado en una conexión entre chilenos y haitianos…

Si. En Ovalle hay actualmente trescientos setenta y tantos que están registrados, pero hay el doble que no está registrado.  Los haitianos son colonizados por franceses igual que Senegal. Yo domino francés por lo que me comunico normalmente. Son personas vulnerables por la comunicación. La mayoría no entiende el castellano. Yo me acerque a ellos para ayudarles y salgan adelante. Que nadie los abuse y pase a llevar sus derechos.

-Y tú, a que te dedicas actualmente

Soy supervisor de una faena agrícola en Monte Patria. Sinceramente jamás pensé en llegar a trabajar en la agricultura. Pero yo no me victimizo, tengo una meta mucho más grande y recibo todo lo que me caiga en la mano. Trabajo, soy responsable y haré todo lo posible para vivir dignamente y no depender de nadie.

A penas termina la entrevista, Mamadou enciende su teléfono y lo llaman. Contesta en francés por unos 2 minutos. Era una chica haitiana que necesitaba una transferencia por cuenta rut a través de la cuenta del profesor.

Mamadou se despide con un fraternal abrazo, ya es tercera vez que conversábamos, la primera seriamente.

Chao hermano me dice, chao hermano le dije de vuelta.

Por: Ignacio Zuleta Pereira.

OvalleHoy.cl