InicioOpiniónBlogs / ColumnasHablemos en serio… ¿Qué va a hacer usted con su 10 %?

Hablemos en serio… ¿Qué va a hacer usted con su 10 %?

Después de casi dos meses de confinamiento, mis mujeres – la Gorda, mi esposa, mi hija menor y mi nieta la Lobita – me autorizaron para que saliera de casa para ir a hacer unos trámites al centro.

Y caminando por calles que muestran una asombrosa normalidad, me sentía como cuando llegué por primera vez de mi pueblo. Todo me era novedoso.

¿Para qué es esta fila? Le pregunté a una señora frente a la Escuela 4.

“Para retirar la caja”, me explicó al paso.

Frente al Supermercado, había otra larga fila, y cuando la gente llegaba a la entrada, el guardia, antes de dejarlo pasar le aplicaba un termómetro en una muñeca, y le embadurnaba con alcohol gel las manos. Esta fila era para comprar mercadería”, me aseguró un adulto mayor.

Y así seguí hasta el centro, preguntando en cada fila que encontraba: la de los pensionados, la del BancoEstado, la de Hites, la de Almacenes parís, la de Guon, etc. Me parecía haber retrocedido cincuenta años.

En el único negocio en los que no había filas era en las librerías.

“Es que la gente tiene miedo de contagiarse con cultura, porque para la cultura no existe vacuna”, me explicó con ironía el librero.

Todo a mi alrededor era novedoso, como si lo viera por primera vez. Hasta las haitianas tridimensionales que vendían calzones y calcetas en el paseo peatonal, parloteando y riendo detrás de sus mascarillas.

Lo que me llamó más la atención sin embargo era que cuando encontraba a un amigo o a un conocido, lo primero que me preguntaba, no era por la salud, sino :

-¿Qué te vas a comprar con el 10 %?

– ¿Con el 10 %? ¿Qué diez por ciento?

-El de la AFP, pueh!.

-Ah.. ese.

Y se sorprendían cuando les decía que no tenía idea. Incluso no sabía si lo retiraría si el proyecto es aprobado.

-¿Y ustedes?, pregunté a mi vez .

Y cada uno respondía una cosa diferente. Unos que pagarían sus deudas, otro que se compraría un auto (aunque fuera de segunda mano), o lo dejarían para el pie para un departamento. Una amiga incluso aseguró que lo guardaría para viajar a Colombia, un viaje que se tenía prometido desde hace tiempo , pero para lo que no había tenido plata. En fin.

Y llegando a la casa, durante el almuerzo, mi hija menor me sorprende preguntando lo que voy a hacer con el 10 %.

-No tengo idea – le digo, agregando que tendría primero que analizar si es conveniente retirarlo. Las ventajas y desventajas, a corto y a largo plazo.

Se miran entre ellas.

-Yo lo gastaría en una nueva escalera para el segundo piso. Porque esta ya está que se cae de apolillada – dice luego la Gorda.

– Yo arreglaría el techo de mi pieza para que no nos mojemos otra vez cuando llueva.– reflexiona la hija menor.

Incluso la Lobita ya tiene claro en lo que haría:

-Yo me haría una casa grande de muñecas en el patio, en la que guardaría todos mis juguetes y donde jugaría con mis amigas…  – dice.

Es como en el cuento de le lecherita yendo con el cántaro con leche hacia el mercado, sacando cuentas y haciendo proyectos en lo que gastaría el dinero que recibiría de la venta.

Lo cierto es que mientras en la calle la gente de a pie, con más o menos apreturas económicas, incluso muchos de ellas agobiadas por las deudas, la pérdida del trabajo, o la quiebra de su pequeño emprendimiento, lo único que están esperando que se apruebe el retiro de fondos de sus cuentas de pensiones, el mundo político está enzarzado en una pugna de poder.

 Unos y otros (pensando en las elecciones que vienen) pretenden exhibir su supremacía política, o demostrar a la comunidad, a esa gente que está a la espera de una solución-sea cual esta sea y de donde venga – , que ellos sí que están preocupados por su situación. Que ellos entienden cual es su problema y harán lo imposible para concurrir en su ayuda. Y dan lecciones de como lo harían.

Y las propuestas de uno y otro bando llenan las páginas de los diarios, espacios en los matinales, y los reportajes de los noticieros de televisión.

Hay unos que dicen: miren lo que pasó en Perú, donde a los pocas semanas un tercio de los beneficiarios gastó esos ahorros previsionales en fruslerías. Y cuando llegue el momento del retiro va a tener que ser el Estado el que concurra a lanzarles nuevamente un salvavidas.

Otros: A la gente que se está ahogando ahora, no le importa lo que va a ocurrir después, y es preciso tenderle la mano ahora para salvarlos. Ya veremos mas adelante como se arregla la carga.

Y unos terceros: a la gente no les interesa el color (político) del gato, sino que cace ratones… o al menos que apruebe proyectos rápido, ahora, ya.

Y mis hijas me apuran:Ya poh papá… ¿en qué gastarías esa plata?

-Yo lo único que le digo a esas mujeres que ya me están llamando por teléfono, que ahora no me van a hacer otra vez leso, como la otra vez con lo de la devolución de lo del papel Confort..

Y la Gorda, me lanza una mirada de esas que fulminan, como si fuera cierto.

-¡Pero Gorda… si es una bromita nomas!!

Pero “bromitas” aparte… ¿en que va a gastar usted su 10 %.

Mario Banic Illanes

Escritor.

OvalleHoy.cl