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Incendio en zona crítica.

Estas últimas semanas hemos tomado conocimiento de una serie de incendios, la mayoría intencionales, otros por falta de mantención y los menores por falta de cuidado o negligencia del iniciador del mismo para una actividad recreativa.

El incendio que afectó la localidad de Monte Patria, serán las autoridades quien lo califiquen y develen como inicio; pero independientemente de su forma inicio o la intención que exista detrás y de lo despreciable del mismo acto, las consecuencias que acarrean son las mismas y es destrucción, destrucción de zonas cada vez más escasas e invaluables como son bosques nativos, la pérdida de vidas humanas, de animales, biodiversidad y otros graves impactos materiales y económicos, pues el manto de humo que generan, empeora la calidad del aire y la visibilidad a lo largo de cientos de kilómetros.

El pasado viernes 15 de enero nos enteramos de un incendio en la Región de Valparaíso que provocó la evacuación de más 25 mil personas, donde concurrieron en la ayuda de estas tanto voluntarios de bomberos, brigadistas de la Conaf, Carabineros, miembros de las Fuerzas Armadas, del Ejercito y civiles con espíritu altruista, a comienzos de semana de un incendio intencional que afectó a la Isla de Pascua que consumió más de 650 hectáreas y afectó a 4 mil sitios arqueológicos, consumiendo al menos el 8% del total de la isla, distribuido en 4 focos.

Nuestra provincia también se vio afectada y de qué manera, debiendo concurrir decenas de voluntarios de toda la región a prestar ayuda, pues el fuego estaba poniendo en riesgo infraestructura crítica, como lo califican los entendidos en la materia, estaba cerca de las instalaciones de Aguas del Valle, que dota de agua potable a la ciudad, así como del Liceo Presidente Eduardo Frei Montalba, de una empresa pisquera y metros de las instalaciones del Servicentro Petrobrass, que de alcanzarse tanto esta última instalación y la pisquera hubiesen ocasiona un desastre aún mayor.

Pero dentro de todo esto, lo más lamentable fue la afectación a la vegetación nativa de la ribera del río Grande, un pulmón de nuestra zona y un bello lugar, que cobija a una especial fauna y flora. Además que la escasez hídrica que nuestra provincia y las demás provincias aledañas, han sufrido desde hace años, no contribuyen en absoluto en la prevención y cuidado de nuestras maravillas, sino que por el contrario hacen más propicio la ocurrencia de estos eventos.

De hecho, cabe hacer notar que, si bien es cierto el 70% de la superficie de nuestro planeta está cubierta de agua, sólo el 2.5% de ésta corresponde a agua dulce; por lo que como sociedad debemos trabajar en conjunto desde lo individual a lo colectivo, desde lo familiar a lo industria y desde lo sostenible a lo sustentable para que seamos capaces de manejar éste vital elemento de una forma más óptima y que ése sea accesible a todos.

Esperemos que estos no sean más que hechos puntuales, pues cada año cuando comienza el verano, Chile por desgracia vuelve a ser un escenario climáticamente propicio para los incendios forestales, al crearse los “ingredientes perfectos” para el desastre, la configuración 30-30-30, que es cuando convergen tres condiciones climáticas implacables sobre todo para la generación, propagación y descontrol de un incendio forestal y es que existan 30 o más grados Celsius de temperatura, menos de un 30% de humedad ambiental y que existan 30 o más nudos de velocidad del viento.

Así que trabajemos unidos a evitar este tipo de situaciones, pues la unión hace la fuerza y eduquemos a los más pequeños de la casa en la prevención de estas situaciones porque la educación hace la diferencia.

           Susana Verdugo Baraona

OvalleHoy.cl