InicioActualidadCrónicaInmigración: La realidad de los extranjeros en Ovalle

Inmigración: La realidad de los extranjeros en Ovalle

Han sido miles las personas que han llegado en los últimos dos siglos  a Ovalle provenientes de fuera de nuestras fronteras. ¿Cómo no recordar por ejemplo a aquel inglés, Anthony Perry que casado con la distinguida dama doña Micaela Campos, fue el puente de plata en los orígenes de la urbe para la habilitación de los terrenos en los que sería fundada la villa?. A don Jorge Edwards. O al francés don Pedro Coustilhas, ingeniero encargado de trazar la primera planta de la futura villa.

Desde entonces han llegado hasta las riberas del río Limarí ciudadanos desde las más distintas latitudes buscando un lugar mejor para ellos y sus familias. Italianos, franceses, yugoslavos, chinos, griegos, palestinos, españoles, etc.  Unos a los pocos años regresaron por mismo donde vinieron, otros han echado raíces y no pocos quedaron de manera definitiva en esta tierra que los acogió generosamente. Ellos y sus descendientes – empresarios, comerciantes, intelectuales, artistas, políticos, profesionales – han  contribuido, de una forma u otra, a su desarrollo y sentando las bases transversales de la que es nuestra actual sociedad.

LA NUEVA INMIGRACIÓN

En la actualidad la provincia del Limarí es testigo de un nuevo fenómeno de inmigración, aunque con características distintas, pues la mayoría de quienes llegan provienen de América Latina, y en circunstancias diferentes; aunque también es posible observar una creciente llegada de chinos que vienen a incorporarse a las actividades comerciales.

En la provincia del Limarí hay alrededor de 800 extranjeros los cuales no son residentes estables, sino que, pertenecen a la población flotante de inmigrantes que se mantiene en tránsito constante por el territorio nacional, producto de lo mismo, es una cifra que se mantiene, debido a la constante partida y entrada de personas extranjeras a la región.

«En un Estado de derecho-explicó la socióloga Marcela Muñoz Valdivia- no podríamos considerar que la inversión de extranjeros del primer mundo en la ciudad, que viene sostenida en patrimonios familiares anteriores,  es más «valorable», que el trabajo de los inmigrantes que sólo tienen su mano de obra para vender en un mercado laboral que muchas veces les da condiciones de trabajo precarias”.

A su vez, la profesional agregó “llama la atención que cuando el inmigrante es latino, de piel negra, de los países hermanos, se recibe con ese racismo tan deplorable del chileno y por el contrario,  cuando pensamos en los orígenes de nuestra ciudad, en su fundación, en el aporte de franceses, mallorquines y árabes a finales del siglo XIX, estamos orgullosos y agradecidos por lo que hicieron por el desarrollo de la ciudad y sus alrededores”.

Cuando un extranjero llega al país lo hace en calidad de turista y  tiene un plazo de 90 días para permanecer como tal, ahora bien, si el extranjero lo desea puede hacer una prórroga o solicitud por 90 días más, la cual tiene un costo de 100 dólares. Las solicitudes de residencia, por su parte- “se deben tramitar en la Gobernación dentro de ese plazo legal, lo cual, al ser aprobado da derecho a tramitar una visa temporaria por motivos laborales con la presentación de un contrato de trabajo. Y esas son las solicitudes que tenemos nosotros a la fecha”, como manifestó Carlos Vega, encargado de extranjería de la Gobernación de Limarí.

Las solicitudes de residencia que ha recibido extranjería hasta la fecha son aproximadamente 200, lo que sumadas a la población flotante de extranjeros arroja un resultado aproximado de 800 extranjeros. Sin embargo, también ocurre que inmigrantes se encuentren en forma irregular, ya sea, por el vencimiento del plazo de estadía y por el ingreso por pasos clandestinos.

“Las personas que ingresan engañadas al país, por lo general son los mismo que entran por pasos clandestinos y de eso, se hace cargo la Policía de Investigaciones quienes efectúan la tramitación para deportarlos a sus países respectivos”, agregó Carlos vega. PDI, a su vez, indicó que desde comienzos de año hasta la fecha ha tramitado dos deportaciones, “lo cual  puede demorar hasta un año en hacerse efectivo”, de acuerdo a lo expresado por el comisario Sebastián Slater.

Prostitución y empleos con bajo salario

“Quienes generalmente ingresan engañados al país son personas provenientes de Haití y República Dominicana, pero por lo habitual Ovalle no es el destino de estas personas”, puntualizó Vega, quien además añadió, “los ciudadanos colombianos ingresan por motivos laborales, solicitando visas temporarias, en el caso de los ciudadanos Chinos, lo hacen por el concepto de inversión”.

Pero pese a las acciones de integración que se han implementado con el fin de establecer políticas públicas de acogida para la población migrante que los incorpore como usuarios específicos de los servicios que el Estado entrega, “ lamentablemente tenemos una Ley de Migración del año 1975 que no está ajustada a los nuevos tiempos, ni a las normas internacionales, pues fue dictada en el período dictatorial con un enfoque fuertemente restrictivo que buscaba bloquear la llegada de partidarios de la izquierda al país. Por lo tanto la actual Ley de Migración es ineficiente, pues, el contexto es de bajo crecimiento demográfico  y alto crecimiento migratorio, por lo tanto es necesario asegurar la protección social de los inmigrantes, asegurando salud, educación, seguridad social, vivienda, protección de la maternidad y la infancia, entre otros”, enfatizó la socióloga Marcela Valdivia.

En relación a la Trata de Personas, Carlos Vega, declara que  “acá no se da, se ha dado en la zona norte en las ciudades Antofagasta e Iquique  pero de manera reducida”. Sin embargo, referente a la prostitución, es necesario señalar que muchas mujeres extranjeras la ejercen y no necesariamente porque haya sido una elección al llegar al país; una residente proveniente de Brasil que trabaja en prostitución explicó que “vino buscando mayor estabilidad a Chile por la imagen que tiene el país en el continente, pero como los ingresos eran bajos, terminó trabajando en la prostitución”.

Y aunque de acuerdo a la información proporcionada por extranjería la tasa del comercio sexual de forasteras es baja, es algo difícil de fiscalizar,  ya que la Constitución no se refiere expresamente a la posibilidad de ejercer el comercio sexual, aunque sí ampara la libertad de toda persona de decidir sobre su propio cuerpo, la creación de su propia personalidad, su patrimonio y su manera de desenvolverse en la sociedad, por lo que es posible afirmar que el comercio sexual es ejercicio de los derechos que la Constitución asegura a todas las personas.

Lo que no permite, sin embargo, es que alguien lucre con el cuerpo de otra persona, es decir, no es legal la existencias de proxenetas o “cabronas” que promuevan la explotación sexual de las mujeres. En consecuencia de  esto, es complejo tener datos exactos que indiquen cuantas extranjeras trabajan en esto, porque los lugares destinados a la prostitución lo hacen de una manera camuflada bajo otras patentes comerciales.

Entonces, cabe cuestionar si son ellas y ellos quienes vienen a hacer peligrar los trabajos y la moral con los roles comerciales que ejercen, o si en definitiva es el país que no tiene las condiciones fiscalizadoras necesarias para que se respeten los derechos de quienes ingresan en él.

Finalmente es necesario precisar que “en el marco institucional internacional de los derechos humanos que comprende instrumentos como la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948), el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos (1966), la Convención Americana Sobre Derechos Humanos (1969), se reconoce  la libre circulación como un derecho. Entendemos que el derecho a la libre circulación significa que  toda persona puede salir de su país y residir en otro, por lo tanto, los inmigrantes están aquí ejerciendo un derecho consagrado en los instrumentos internacionales ratificados por Chile y otros Estados partes de la ONU”, como concluyó Marcela Valdivia.

Ahora, sólo el tiempo dirá cuántos de estos nuevos inmigrantes permanecerán en la zona, incorporándose de una u otra forma a la sociedad y cual será su aporte a esta, como lo hicieron esos antiguos inmigrantes,  o sólo estarán hasta que la situación económica, política y social de sus respectivos países cambie para pensar en su regreso.

 

Paloma Olivares Beltrán.

Equipo OvalleHOY

OvalleHoy.cl