Mar para Bolivia

Pareciera ser que estuvimos ante una  pichanga contra Bolivia y ganamos por goleada, digamos unos 5 -0 . Aquí no se trataba de dar o no mar y sin embargo, con el  ambiente de “triunfo” pareció que así fue.

Es muy interesante el fenómeno que se da estos días (hoy) a propósito del consabido fallo de la Corte Internacional. Emerge una especie de chovinismo, un patriotismo frenético, exacerbado y visceral, llamando incluso a levantar las  armas para defender el territorio como lo dijo un estúpido por ahí; todas opiniones que nada tenía que ver con lo que eventualmente podía haber indicado la resolución.

Es que muchas personas, la mayoría lamentablemente, creyó  – y cree aún, lo que es peor – que  el veredicto tenía que ver con “Den mar a Bolivia” o “No den mar a Bolivia” cuando en términos simples, aunque nada de esto fue simple, por algo son años de preparación, nos indican que no se ha faltado ni a los tratados ni nos vemos en la obligación de negociar nada. 

Ante estas opiniones tan viscerales, más bien pareciera ser que estuvimos ante una  pichanga contra Bolivia y ganamos por goleada, digamos unos 5 -0. Entonces en las RRSS las reacciones inmediatas, los famosos Memes, proliferan y se pueden ver banderas chilenas flameando por el territorio,  frases llenas de amor a la Patria y a la justicia que supuestamente se ha puesto, por  fin, de nuestro lado. 

El resultado y el acalorado  patriotismo seguramente redundará en un apoyo irrestricto  al Presidente y un alza en las encuestas que obnubilará todo lo demás, total, ganar esta  pichanga es más importante que lo de CORFO y el ministro; o el litio; la contaminación en Quintero; o las demandas justas por la cual luchan los docentes.

Por otro lado, si de dar mar a Bolivia o no se hubiera tratado todo este asunto, mi opinión personal, desde hace mucho (y a nadie más le debe interesar, seguramente)  es que las fronteras no existen, que históricamente hemos regalado las carreteras, el cobre, el litio, el agua, hasta la bandera se  ultrajó sin miramientos y nadie, menos aquellos cuyo patriotismo enajenado proclaman hoy, alzan la voz ante eso.

Es más, de sólo decir “nacionalicemos el litio y el agua” te tildan de comunista del diablo y se persignan ante tal aberrante idea; entonces si siempre hemos tenido la misma política de regalar  nuestros recursos al mejor postor y ante los miles kilómetros de costa ¿qué cuesta cooperar con el desarrollo de un país  dando 10 km. de salida al mar?.

Claro, “de Punta Arenas al sur” dirán algunos. No lo sé. “Pero ya tienen salida  al mar en Perú”, dirán otros. Como sea, opino que esto del fallo de la Corte Internacional de la Haya debe ir más allá: que este patriotismo sirva para enarbolar banderas para que bajen los precios de combustibles, para que el agua vuelva a sus dueños que somos todos,  enarbolemos banderas y celebremos en Plaza Italia cuando  este mismo mar que les pertenece a las siete familias vuelva a ser de todas y todos los chilenoss y de los pescadores artesanales.

Enarbolemos banderas y protestemos contra quienes vendieron el litio; enarbolemos banderas y hagamos velatones contra quienes propugnen la violencia de extrema derecha o de extrema izquierda.

Enarbolemos banderas y gritemos ¡Viva Chile! cuando  quienes robaron las tierras a nuestros pueblos originarios, las devuelvan sin intereses. Cuando los políticos gobiernen sin conflictos de intereses o información privilegiada.

En fin. Eso jamás sucederá. Nos falta demasiado.

Y no, no ganamos 5-0. Pero es más fácil creer que sí. 

Así funciona y seguirá funcionando igual.

Por K Ardiles Irarrázabal

Columnista

 

 

 

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