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No, este no es un país para viejos.

Estuve un día o dos en cama consecuencia de un fuerte resfrío y eso me dio tiempo para leer (a escondidas de mi esposa, desde luego) un libro magnífico pero tremendo, sobrecogedor: “No es país para viejos”, del norteamericano Cormac McCarthy.

Es probable que usted haya visto la película que se hizo de él, “No es lugar para los débiles”, de los hermanos Cohen y que ganó varios Oscar, entre ellos el de mejor actor a Javier Bardem , por su personaje de un sicópata asesino. La película no es mala, pero el libro es muchísimo mejor.

Breve, fácil de leer, y con un estilo que (al menos a un escritor) subyuga. Violenta de principio a fin, y marcada a cada momento por la muerte.

Sin embargo cada cierto trecho nos sorprende con reflexiones atractivas.

Por ejemplo esta reflexión de Ed Tom Bell, interpretado en la película por Tommy Lee Jones, el viejo Sheriff de un pueblo fronterizo entre Estados Unidos y México, desencantado, no de su trabajo, sino de como ha ido evolucionando la sociedad.

“Hace tiempo leí en un periódico de aquí que unos maestros encontraron de casualidad una encuesta que enviaron en los años 30 a varias escuelas del país. Incluía un cuestionario sobre cuáles eran los problemas de la enseñanza en las escuelas. Y encontraron unos formularios que habían enviado desde varios puntos el país respondiendo a estas preguntas. Y los mayores problemas mencionados eran cosas como hablar en clase y correr por los pasillos. Mascar chicle. Copiar los deberes. Cosas por el estilo. Cogieron uno de los impresos que estaban en blanco, hicieron fotocopias y los volvieron a enviar a las mismas escuelas. Cuarenta años después. Y he aquí las respuestas. Violación, incendio premeditado, asesinato. Drogas. Suicidio. Me puse a pensar en eso. Porque la mayoría de las veces cuando digo que el mundo se está yendo al infierno la gente simplemente sonríe y me dice que me estoy haciendo viejo. Que ese es uno de los síntomas. Pero lo que yo creo es que cualquiera que no vea la diferencia entre violar y asesinar gente y mascar chicle tiene un problema mucho mayor”.

Y cuando comento algo así con alguien en la calle, me miran asombrados y (medio en serio-medio en broma), “es que te estás haciendo viejo, pelado”, me dicen luego.

Sí, puede ser, pienso mientras me alejo.

Es que al parecer soy uno de los pocos que puede ver aun la diferencia entre lo que es mascar chicle en la sala de clases a violar o asesinar.

Y después de todo parece que este no es país para viejos.

Mario Banic Illanes

Escritor

OvalleHoy.cl