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Nuestra admiración para esas personas que no conocen de excusas para concurrir a votar

Hay personas ( no se les puede llamar ciudadanos) que viven a pocas cuadras de su lugar de votación pero que no obstante eso, los días de elección no concurren a cumplir la obligación cívica de votar.

Para eso dan múltiples excusas: que estaban ocupados, que no están ni ahí con la política, que los candidatos no los representan, etc. Excusas no faltan.

En cambio hay otros que a pesar de las dificultades de distancia, de salud o físicas, se levantan para concurrir lo antes posible a las urnas.

Uno de ellos es don Luis, vecino del sector de Alcones Altos que se viene bajando del bus que lo trajo de ese apartado lugar ubicado junto a la ruta 5 en la comuna de Ovalle, para llegar hasta la Escuela José Tomas Ovalle, en la parte alta de la ciudad para votar. Incluso lo hace con alegría y buen humor.

O esa anciana en silla de ruedas, que acompañada de una joven familiar llega a la Escuela Arturo Alessandri para cumplir con su deber cívico. La silla de ruedas o las altas temperaturas a esa hora del día no son obstáculo.

Otro ejemplo es don Mariano, que a sus 95 años de edad, salud quebrantada, dificultades para caminar y ver, desde temprano “cateteó” a uno de sus hijos para que lo llevara en automóvil hasta su lugar de votación en el Liceo Politécnico. Mesa 35 para mayor precisión, y luego regresó a la con la satisfacción de este deber que viene cumpliendo desde que tiene memoria.

A pesar que sus hijos le digan cada vez: “Papá, usted no está obligado a votar a su edad, ¿Por qué mejor no se queda en la casa? No se vaya a caer”. Pero no, don Mariano, viejo porfiado, está ahí cerca de la puerta esperando a su hijo que lo vendrá a buscar para subir al Poli.

En el gimnasio del mismo Liceo Politécnico, en una de sus mesas, hay dos apoderadas con sus hijos pequeños (uno de ellos un lactante aún) que llegaron a cumplir su obligación. “En la elección pasado se lo dejé a mi mamá, pero ella falleció en los días siguientes, así es que (ahora)  lo tuve que traer. Pero es tranquilito y no molesta”, asegura la madre del pequeño.

Algo parecido afirma su compañera de mesa, madre de una niñita un poco mayor, pero que con tranquilidad y admiración ve trabajar a su progenitora. Para ellas no hay excusas para concurrir a cumplir su obligación.

Así que señor lector, si a usted “le dio paja” levantarse para ir a votar… aprenda de estas personas para los que no hay excusa. A lo mejor aún hay tiempo para ir.

M.B.I.

OvalleHoy.cl