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[OPINIÓN] El «Estado Benefactor»: tú, yo, todos

  • En varias esquinas céntricas de la ciudad se puede leer : “estado asesino”, “estado  opresor”  “estado delincuente” entre otros  adjetivos hacia el estado que dejó  el estallido social, lo que me hace pensar ¿no que el Estado somos todos?¿  ¿Si es un estado asesino, opresor o lo que sea, cuál es el rol del Estado en todo este caos? Y  en rigor ¿Qué es el Estado?

El  Estado es un concepto político referido a una forma de organización social, que cuenta con instituciones soberanas, que regulan la vida de una cierta comunidad de individuos en el marco de un territorio nacional ( Biblioteca del Congreso) . Modernamente, Carré de Malberg (1988) lo define como “una comunidad humana, fijada sobre un territorio propio, que posee una organización que resulta para ese grupo, en lo que respeta a las relaciones con sus miembros, una potencia suprema de acción, de mando y coerción”. Si es una comunidad humana, entonces el Estado  somos todos y es nuestra responsabilidad hacer que las Instituciones del Estado funcionen. 

A mi me parece que el Estado chileno  es una especie de dios occidental, es decir, ambivalente hasta ser contradictorio y poco creíble.  Por anverso es omnipresente, pero en el reverso  increíblemente limitado. Aborrecido por algunos y anhelado por otros, el Estado   es una vaca sagrada  deambulando por las calles; sagrada para los que maman de su teta y se hicieron (se hacen) ricos con tanta leche, y pagana para los dueños, por ejemplo, de las calles.   Muchos, incluso, aun lo confunden con “gobierno”, entonces tal vez,  a él se refieren esos rayados.  Quién sabe.

Durante décadas hemos sido testigos que la izquierda aboga por más estado, mientras la derecha por  menos estadoMás estado implica muchas veces estatizar,  (el flagelo socialista como dicen algunos) y el ejemplo más virtuoso sigue siendo la estatización del cobre gracias al gobierno de Salvador Allende( ¡gracias!  ). En el otro extremo, la privatización de servicios básicos como el agua, debe ser el emblema más tangible de ese menos estado.   En Chile al Estado se le demoniza si piensa en intervención en asuntos económicos serios  como por ejemplo, la  regulación de precios de productos indispensables ( ya ven lo que sucede en este mismo instante) pero claro, al Estado se le debe  crucificar cuando no se evidencia protección o beneficios sociales. Como si lo económico y lo social no tuvieran una relación  simbiótica, como si fueran fenómenos separados uno del otro, cuando, por el contario, son inseparables. En ese sentido vemos al estado como un ser fuera de nosotros mismos, ajeno,  en vitrina

Es un  hecho que los 3.790.397  de votantes con los que se eligió al actual gobierno son personas que abogaban por menos estado, aunque seguramente muchos/as  de esos de dieron vuelta la chaqueta y en Octubre salieron a las calles a pedir más protección social, es decir, más estado.   En esa misma línea temporal, muchos trabajadores/as dependientes  de la empresa privada , ya sea PYMES, grandes empresas nacionales y transnacionales, se quedaron sin trabajo ¿el culpable? No fueron los saqueos ni los incendios, no pues ¡cómo se les ocurre! , el culpable de la desprotección y la cesantía fue el Estado que en sus políticas sociales, durante cuarenta años, no se ha preocupado de los/as trabajadores como debería , aunque , obvio, sin intervenir mucho porque o si no, el demonio comunista se cernía de nuevo sobre el país. ¿Así decían no? Incluso los que detestan  el intervencionismo estatal.

Ahora, con la pandemia, con las medidas para intentar contenerla, el cierre de empresas y la consecuente cesantía, una vez más se acude al  detestable Estado como ente protector de las consecuencias sociales. Las aerolíneas, por ejemplo, conglomerados económicos que despotricaban contra un estado regulador,  en Chile y el mundo están pidiendo ayuda a los estados para salvar sus negocios   y esas mismas aerolíneas dejaban botadas a sus pasajeros que quedaron varados en distintas partes del mundo  ¿Quién debe ir a su rescate? El estado, por supuesto, disponiendo de aviones militares o negociando con las aerolíneas. 

Escuchamos al empresariado, enemigos  recalcitrantes de la intervención  estatal que hoy piden puentes de ayuda económica para salvar las empresas.  Si hasta las líneas de colectivos piden “ayuda”  al estado por la falta de pasajeros, para pagar sus deudas a la banca.  Increíble. Claro, porque el Estado debe resolver todo,  lo de los Seguros de cesantía, los bonos COVID,  la falta de camas  hospitalarias y respiradores mecánicos, decretar uso obligatorio de mascarillas , etc., debe ocuparse del bienestar de las personas. 

Así , en medio de la crisis, miramos al estado como   benefactor, protector y salvador de la sociedad que al parecer se cae a pedazos desde octubre pasado, pidiendo a gritos su ayuda desde todos los sectores, increíble y casi  descaradamente de hecho,  sobre todo de aquel sector  que ha demonizado el rol del estado  hasta la saciedad. 

Volver la mirada  hacia el Estado benefactor no es un error, no es ser comunistas ni socialistas, es humano y de sentido común.  La nueva sociedad debe  dejar de lado la demonización. Quizás después de esto, y si lo hacemos bien (no como en Ovalle que al parecer no entendemos eso de “quédate en casa”) veamos  en las paredes  rayados como “gracias estado”. Porque quiéranlo o no, el Estado  eres tú. Soy Yo. Somos todos.    

Si todos somos parte del estado, todos debemos ocuparnos de todos, como ha dicho el gran Zizek : “Quizás otro virus, ideológico y mucho más beneficioso, se propague y con suerte nos infectará: el virus de pensar en una sociedad alternativa, una sociedad más allá del estado-nación, una sociedad que se actualiza a sí misma en las formas de solidaridad y cooperación global”.

Por K Ardiles Irarrázabal
Columnista

OvalleHoy.cl