El mes de septiembre, es un mes de dulce y agraz, un mes de verdaderos contrates, es el mes indicado para volver a reiterar nuestro compromiso permanente con Chile, con su historia y tradiciones y cuyo futuro, está en manos de todos, pues todos somos sus herederos y debemos ser partícipes de construir un futuro mejor, para así entregar un mejor país a las próximas generaciones. Este es un mes tan importante como complejo, en el que se pasa de la polarización a la unidad en pocos días. Cada nuevo aniversario patrio no sólo es una gran ocasión para celebrar, sino también el momento propicio para reflexionar sobre el presente, el futuro y la unidad de nuestro país.
Las celebraciones de las Fiestas Patrias, siempre nos han ofrecido una saludable pausa a los conflictos políticos y al intenso debate público; pues éste mes nos permite ver nuevamente al pueblo chileno celebrando con alegría y fervor, lo que es bueno tanto para Chile como para todos sus habitantes, ya que muchas veces vemos como predominan las divisiones y se les olvida lo mucho que tenemos en común, la historia, historia es; debemos aprender de ella, sacar lecciones para no cometer los mismo errores que nos llevaron a dichas circunstancias, pero es eso, debemos ver el gran futuro que tenemos por delante y sobre todo vivir el hoy y tener en consideración una gran frase que pronunció Eleanor Roosevelt; esto es que “el ayer es historia, el mañana es un misterio, el hoy es un regalo, por eso se llama presente” y es verdad, debemos vivir el hoy que es un obsequio.
Ésta unidad nacional que vivimos con cada aniversario patrio, puede servir de punta pie inicial, para los que aún no se han comprometido con Chile, con el querer construir un Chile mejor, más justo, más real, que se centre en las personas y no en las pretensiones y aspiraciones de unos pocos como es lo que ocurre muchas veces. En especial con algunos Parlamentarios de nuestra Región, que mientras la población sufría las inclemencias del terremoto del 16 de septiembre del 2015, estos sin importarle mayormente su gente, viajaron igualmente fuera de Chile a sabiendas de lo que ocurría en la zona que “representan”, superponiendo así sus intereses particulares por sobre el bien común.
Si bien es cierto, que no se les pedía que se pusieran botas y guantes y ayudaran a remover escombros, no es menos cierto que lo mínimo que uno espera de una autoridad es que esté presente en los momentos de dificultad, que coordiné ayudas, solicite que se declare algún estado de excepción Constitucional de requerirse, etc. pero no, aquí primó el interés individual por sobre el colectivo. Era el momento de pensar, por ejemplo, en cómo ayudar a nuestros compatriotas que más lo necesitan, con un criterio de permanencia en el tiempo y no sólo como una respuesta a emociones pasajeras, puesto que el construir un Chile mejor, más justo y equitativo es una labor de todos y no de unos pocos.
Pero como siempre, la garra del chileno hizo posible que saliéramos adelante frente a la adversidad, es por ello que quiero hacerles un llamado para que nos unamos y hagamos crecer a Chile aún más y como dice un sabio adagio “la unidad exige mucho tiempo, pero la división puede llegar en sólo un instante”, es así como los insto a que trabajemos todos juntos sin mirar colores políticos, religión, etc. para hacer del país, un país que crezca con dignidad y calidad de vida, con justicia para todos y cada uno de sus habitantes, en donde se rechace la impunidad, que recobremos la confianza en nuestras instituciones y para que todos los sectores podamos contribuir a hacer de Chile ese país más justo, un mejor lugar para nacer, vivir y morir. ¡Felices fiestas! y ¡Viva Chile!.
Susana Verdugo Baraona