A los múltiples desastres naturales y no naturales (reformas) acaecidos durante este Gobierno, hay que sumarle los efectos negativos del cambio climático que afecta al país y a nuestra región de Coquimbo. Donde la desertificación llega con sus efectos más dañinos sobre la agricultura y que de mantenerse y no tomar las medidas adecuadas, el 2030 nuestra región estará incluida en el desierto de Atacama (informe de la unidad de diagnóstico parlamentario de la cámara de diputados). Peor aún, en nuestra provincia del Limarí la producción de fruta es negativa, con el consiguiente abandono por completo de los campos y de haberse tomado las medidas adecuadas en su debido tiempo, las consecuencias serían menos nefastas.
Por lo anterior, resulta relevante y preocupante lo denunciado por la Sociedad Agrícola del norte sobre el NULO avance en las medidas de endeudamiento del sector pese a haber reducido en un 60% las hectáreas cultivadas en la región a raíz de la escases hídrica y de haberse tomado contactos con múltiples autoridades durante todo este año.
La agricultura junto a la minería, pesca, turismo, son las principales actividades económicas de esta región y pilares de desarrollo y creación de empleo, es por ello los agricultores agrupados en diferentes organismos (más de una decena) han expresado su oposición y preocupación por los efectos negativos para el país y para el sector que acarrearía la reforma laboral, ya que esta iniciativa no considera la realidad del sector (imagínese ustedes una huelga en plena cosecha), las soluciones son perjudiciales y no generarán más desarrollo, ni empleo que es lo que el país requiere.
Este proyecto está enfocado en los sindicatos por sobre los trabajadores y atenta gravemente contra las libertades de las personas obligándolos a sindicalizarse, vulnerando así nuestra constitución. Además se discrimina entre los trabajadores sindicalizados y los no sindicalizados, negándoles a estos últimos la extensión de los beneficios obtenidos durante la negoción para los integrantes del sindicato.
«La letra dice que hay libertad sindical, pero si usted quiere acceder a los beneficios, tiene que sindicalizarse, por lo tanto esto no es libertad»
En el agro sólo el 3% al 4% de los trabajadores pertenecen a un sindicato, estas personas trabajan de temporer@s que de forma permanente, directa y diaria negocian con su empleador, por la alta movilidad y la libertad negociadora, en estos últimos 5 años se ha incrementado en un 50% el costo de la mano de obra no calificada, por lo tanto, a todas luces la reforma “sindicalizadora” no favorece ni representa nuestra realidad.
En suma es un muy mal proyecto que significa un retroceso en medio de un difícil escenario económico por la desaceleración, la caída en el consumo y la incertidumbre que han producido estas malas reformas estructurales, que por desgracia las consecuencias las pagamos todos.
Con medidas como éstas, en vez de fomentar la sindicalización se busca incorporarla por la fuerza, fortaleciendo de manera artificial a los sindicatos sin que con ello signifique mejoras en el empleo o de la producción, ya que más del 80% trabaja en pymes por lo que obviamente las cifras de sindicalización son bajas.
“Chile es un país muy abierto, donde hay empresas comprometidas en entregar servicios o bienes de forma constante que no se pueden interrumpir. Si no se encuentra una forma razonable de que haya servicios mínimos que permitan que la empresa subsista, lo que va a suceder y que ya está empezando a suceder, es que las empresas grandes que tienen acceso a capital y a mercados extranjeros van a cerrar líneas de producción o las van a disminuir y van a contratar los servicios en el extranjero. El no reemplazo en huelga tiene formas de afrontarse: destruyendo empleo en Chile y creando empleo en otros países y eso ya está empezando a suceder». Por lo que Bachelet y su gobierno son los nuevos jinetes de un negro futuro para Chile.
Dra. Susana Verdugo B.