La Región de Coquimbo ésta en una situación delicada en lo que se refiere a su proyección a futuro, debido a varios factores que le juegan en contra y de la cual, si no toma medidas acertadas en su conjunto, la situación se agravará y por ende, llegó la hora de ponerse serios y no seguir con cantos de sirena, como lo es entre otros, el túnel de Agua Negra.
Una de las principales preocupaciones tiene que ver con el recurso hídrico que a nivel país tenemos; 134 comunas con escasez hídrica, 119 en emergencia agrícola y dos regiones en estado de catástrofe. En el caso de la Región de Coquimbo si nos remitimos a las cifras, veremos que estamos con falta de nieve, los embalses que están en el Limarí y Choapa se encuentran bajo el 50% de su capacidad, un poquito mejor los del Elqui y un déficits de lluvias que se prolongará en el tiempo.
Lamentablemente todo indica que cada vez va a ver más escasez de agua y en Chile, según los estudios, las precipitaciones van a la baja y la temperatura va en aumento. Este suceso no se toma en serio en la región y menos se adopta conciencia Inherente a este accionar es la escasez o nulas campañas efectivas de ahorro, de cambios de hábito en su uso, de motivar a los turistas que colaboren y no derrochen su consumo. Otro agravante, es el explosivo auge inmobiliario en la región de Coquimbo, no dimensionándose los costos que deberemos pagar por esta desidia. Por lo menos a nivel nacional, se trabaja en una “Mesa del Agua”, donde se analiza cómo enfrentar la situación, pero están recién en la etapa de recopilación de información y después se procederá a las propuestas. Esta activación va a ser lento ya que es un clásico en nuestro país, la poca celeridad, eficacia y eficiencia en la toma de resoluciones.
Otro inconveniente es que la región apostó por el turismo, pero con la revuelta social y la pandemia, este sector ha evidenciado un devastador impacto que tomará bastante tiempo recuperar lo que tenía, pues se proyecta a futuro en condiciones de desventaja ante las ofertas de otros lugares con mejor conectividad. Anexado a este panorama, nos encontramos con la inseguridad que se está produciendo, motivos más que suficiente para que las autoridades acompañadas por la ciudadanía, deberán trabajar unidos para darles seguridad a los visitantes.
Aparejado a esto, tenemos los problemas que se producen en el sector agrícola, donde precisamente es en este periodo que necesitan más agua para asegurar las cosechas, viéndose éstas en riesgo porque la normativa coloca como prioridad asegurar el consumo humano y si seguimos incentivando la llegada de personas a vivir a la zona, tendremos – como ya lo estamos observando – el ingreso de una migración nacional y extranjera más acelerada , unido al desplazamiento del campo a la ciudad, generando serios problemas de habitabilidad y subsistencia.
Octavio Álvarez C