InicioOpiniónOpiniónPresidenta, debemos hablar de educación parvularia.

Presidenta, debemos hablar de educación parvularia.

La reforma educacional, apunta a eliminar las desigualdades gestadas en el sistema educativo chileno; siendo la inversión pública un elemento clave para ello; de hecho la inversión educacional en edades tempranas es la mejor arma para combatir la vergonzosa desigualdad entre los niños y niñas de distintos estratos socioeconómicos; es por esto que no es antojadizo decir que los mayores esfuerzos deben estar destinados al fortalecimiento de la educación que reciben los niños en los años de su más tierna infancia; puesto que es allí donde se gestan las diversas habilidades cognitivas, sociales, emocionales y se genera una estrecha relación con las diversas destrezas que pueden adquirir en un futuro y así, estas contribuyan a reducir las brechas culturales y sociales de los niños y niñas que tienen orígenes económicos dispares.

No es caprichoso pensar que todos los niños y niñas nacen iguales y tienen las mismas posibilidades de desarrollarse, pero que la segregación social y la tremenda inequidad que existe en nuestro país desde sus primeros años de vida, hace que esta trunque de alguna manera sus expectativas a futuro. Entonces, conociendo esto, ¿por qué nos quedamos en los discursos políticamente correctos y en las buenas intenciones y no pasamos a los hechos concretos?; acaso es necesario que los niños y niñas e inclusive las guaguas deban a salir a marchar para que sean oídos. Si bien se ha creado una Subsecretaria y una Intendencia dentro de la Superintendencia de Educación en donde se separarán las funciones de entrega del servicio educativo y el de fiscalización, no basta con que tengamos buenas intenciones, o que lleguemos a distintos consensos sobre la importancia de la educación, sino más bien ha llegado la hora y el momento de actuar y de actuar bien. No sólo enfocándonos en la creación de comisiones especiales, de nuevos modelos de estudio o en la gratuidad de la educación sino que más bien, en la calidad de esta, desde el nacimiento hasta el ingreso a la educación formal, superior, puesto como bien dijo la académica en educación general de la PUC, María Verónica Abud, “una educación sin calidad, puede llegar a ser incluso más perjudicial para los niños y niñas que no tenerla”.

Además cabe destacar que la educación es un factor determinante en la superación de la pobreza y la desigualdad social, es por ello que la educación inicial es probablemente el punto crucial y fundamental dentro de la misma. De hecho existe un estudio realizado y publicado por The Economics of Inequality.The Value of Early Childhood Education, en donde evidencia e indica que la brecha en las capacidades que se origina antes de comenzar la educación formal, persiste durante la infancia y la vida adulta y que corregir esos problemas con el paso del tiempo nunca es tan efectivo como prevenirlos en su origen.

Según el economista y Premio Nobel James Heckman, la desigualdad social comienza con la educación inicial y este sugiere reducir la desigualdad invirtiendo en educación temprana, especialmente focalizada en niños de sectores vulnerables; puesto que los retornos de inversión o utilidades en la educación inicial serían significativamente superiores a los de otras inversiones en capital humano; ejemplificación de ello sería que por cada dólar que se invierte en educación preescolar de calidad, la tasa social de retorno sería aproximadamente entre un 3,8 a un 12,9 dólares; siendo incluso 8 veces mayor en comparación a la inversión realizada en la educación superior y esto debido principalmente a que ya es tarde para la formación de y en determinadas habilidades como el autocontrol, la perseverancia, etc., las cuales son fundamentales para cualquier aprendizaje o desarrollo posterior.

Por lo tanto, la educación inicial es entonces el mejor instrumento para luchar contra la desigualdad en la educación de nuestro país, siendo esta el vehículo y arma propicia para combatirla, antes que esta brecha se convierta en abismo imposible de superar aún con los más grandes esfuerzos de capital humano y económico. Llegó el momento de actuar.

Susana Verdugo Baraona.

OvalleHoy.cl