InicioultimasOpiniónSequía, la enfermedad terminal del Limarí

Sequía, la enfermedad terminal del Limarí

Golpeado desde hace 10 años por un terremoto silencioso como es la escasez hídrica, el territorio requiere de medidas serias, de mediano y largo plazo, pues las píldoras atenúan la dolencia, pero no la hacen desaparecer.

Muchas cosas han pasado este 2014 en Chile. Cambio de Gobierno, terremoto en el norte, incendio en Valparaíso, el Mundial de Brasil y el palo de Pinilla, las fallas en el transporte que paralizó la capital y un sin fin de temas.

Pero en nuestra provincia, hay uno permanente desde hace 10 años y que hoy, cuando despedimos el año viejo, vemos con preocupación, que no se vislumbran soluciones que nos permitan superar esta escasez hídrica que tiene cartel de catástrofe. Las cifras son alarmantes: el embalse de riego más grande de Sudamérica, El Paloma, presenta poco más de un 3 por ciento de su capacidad;  3,5 el recoleta y el Cogotí está seco.
Las medidas paliativas, que han sido criticadas por moros y cristianos (agricultores, regantes, alcaldes, consejeros regionales, gremios), son solo eso: acciones tendientes a morigerar el daño.

Pero hay que ser claros: medidas de fondo, con una mirada de mediano y largo plazo, no se han presentado. Las autoridades del Gobierno anterior hablaron hasta la saciedad del Plan Master Hídrico. Nunca se conocieron los resultados de dicho plan.

Entre los partidarios y adeptos de la Nueva Mayoría, hay varios que criticaron a la administración Piñera por no hacer uso del 2 por ciento constitucional en nuestra zona, recurso que se utiliza para sectores del país afectados por una catástrofe. Sería interesante saber si sostienen todavía esa crítica con el actual Gobierno y si están dispuestos a solicitarlo.

Lo cierto es que se requieren modificaciones en la reglas del juego, específicamente en el  Código de Aguas y además, un ordenamiento territorial para impedir que, como se registra hoy y se puede ver diariamente en el territorio limarino, se sigan sumando hectáreas para uso agrícola en una hoya hidrográfica cuya capacidad merma día a día.

Innovación y creatividad, se requieren. Y cambios urgentes en los equipos.

Lo cierto es que, en el balance, sólo pildoritas que sirven para atenuar la escasez hídrica como quien lo hace con una enfermedad terminal. La paliamos, atacamos algunos de los síntomas, pero el problema de fondo subsiste.

OvalleHoy.cl