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Un Partido de extrema necesidad

A mitad de semana, el Partido Republicano ya figura inscrito en cuatro regiones denuestro país (región de O’Higgins, Maule, Ñuble y La Araucanía), esto tras alcanzar el 65%del total nacional necesario de 16.967 suscripciones; esto quiere decir que se lograron captar 11.031 rúbricas. Una cifra importante considerando el poco tiempo que ha transcurrido desde que se comenzó éste proceso.
Esto es sólo el inicio para convertirnos en partido a nivel nacional, pues seguiremos recolectando firmas de las personas que creen en el valor de la participación ciudadana, así como en el respeto de la Constitución y de las Leyes, porque más que mal, son éstas las que nos protegen de los abusos y de la violencia y porque nos reconocen los mismos derechos y deberes a todos, haciéndonos por lo tanto, iguales ante la ley.
Son bienvenidos a formar parte del Partido Republicanos, todos aquellos que creen firmemente en el sistema democrático y que rechazan la violencia y particularmente, la delincuencia, el terrorismo y el narcotráfico que amenazan gravemente el futuro de la sociedad chilena, también todos aquellos que promueven la descentralización, queriendo
impulsar un Estado moderno y transparente, que desprecie y condene la corrupción en los organismos públicos y son gratamente bienvenidas, todas aquellas personas, que no buscan otra cosa que defender la libertad de las personas y de los cuerpos intermedios, que luchan para que se respete el derecho a la vida, se promueva el fortalecimiento de las familias, se
revindique y defienda el concepto de patria, velando siempre por el bien común, rechazando el populismo y la deshonestidad; que crea en Dios, en los liderazgos jóvenes y que crea en el bien y la verdad como realidades objetivas.
Para muchos, la creación del Partido Republicano debe significar un nuevo compromiso con Chile y su gente. Ya no es tiempo de quejas, llegó la hora de actuar y hacer de este nuevo referente, de extrema necesidad, un partido grande y de vocación mayoritaria y como dijo José Antonio Kast en su declaración del día jueves 21 del presente, “Chile vive una situación de crisis basada en el miedo, en la incertidumbre de muchas personas. Van a ver en nosotros un referente claro, directo, que dice las cosas de frente sin populismos, sin engañar a las personas en cómo enfrentar la situación que hoy vive Chile. Hemos planteado que somos el partido de la libertad, de la democracia, donde cada uno tiene derecho a expresarse y a reunirse libremente, no cohercionado por la violencia o la fuerza”
Muchos han tildado a éste Partido de ser de extrema derecha por defender la vida desde el momento de la concepción, por no estar dispuesto a transar sus principios, por creer en Dios, por ser patriótico, amar a la patria, por defender la familia, la libertad y la justicia social, así como por su lucha incansable contra la delincuencia, el narcotráfico, el terrorismo y la corrupción, por rechazar la violencia y busque reformar el Estado y la
estructura institucional, para fortalecerla, transparentarla y por sobre todo poner ésta a disposición de los ciudadanos, que exista un verdadero servicio público y no que se “sirvan”del público. Por tener éstas convicciones es ninguneado y encasillado como algo extrem con “tintes negativos” pero la verdad de las cosas es que no lo es, al contrario, es el bálsamo que necesita Chile.

Sus detractores (que son los principales responsables del deterioro institucional), han visto con preocupación la formación de éste Partido, pues estarían viendo reflejado en ello su frustración ante la falta de ideas y de compromiso con un Chile mejor. Como bien lo señaló Álvaro Pezoa en el diario La Tercera en el mes de junio del presente año, “el Partido
Republicano no es un partido de extrema derecha, es un partido de extrema necesidad”.

Palabras que comparto plenamente; pues el Partido Republicano es ni más ni menos que un movimiento Republicano, que cree en el valor de la participación ciudadana así como en el respeto de la Constitución y de las leyes, porque ellas nos protegen de los abusos y de la violencia y porque nos reconocen los mismos derechos y deberes a todos, haciéndonos iguales ante la ley, no existiendo por lo tanto ni personas ni grupos privilegiados, siendo
todos iguales y dándole a cada uno las mismas posibilidades de progresar y desarrollarse plenamente.

Susana Verdugo Baraona

OvalleHoy.cl