Temas como la vida y la familia fueron parte del mensaje del Arzobispo de La Serena, como también la preocupación por los pobres, estudiantes, trabajadores (as) y quienes están afectados por la sequía. “Solidariamente salimos al encuentro de los hermanos que están sufriendo las consecuencias de la prolongada sequía, al tiempo que pedimos para ellos que sean atendidos con justicia, eficacia y prontitud”, afirmó.
Con la presencia de gran número de vecinos y vecinas de la ciudad, representantes de organizaciones sociales, de las Fuerzas Armadas, Carabineros y autoridades civiles se celebró en la Catedral de La Serena el tradicional Te Deum, en el 204 aniversario patrio.
Se trató del primero presidido por Monseñor René Rebolledo como Arzobispo de La Serena, quien estuvo acompañado de Mons. Luis Gleisner, sacerdotes, diáconos permanentes, religiosas, seminaristas y fieles. Tras el saludo de bienvenida del Arzobispo se proclamaron las lecturas y el Evangelio, centrado en el anuncio de Jesús, que Él es “el Camino, la Verdad y la Vida”.
Uno a uno, Mons. René Rebolledo repasó los temas centrales de su mensaje a las autoridades, dirigentes sociales y fieles católicos, comenzando por “agradecer cotidianamente el don de nuestra propia vida, ampliamos el agradecimiento a Dios también por el precioso y sagrado regalo de la vida de los demás, la que nos proponemos respetar en su plena dignidad en todo tiempo y circunstancia, desde su concepción hasta su término natural”.
Junto con ello, manifestó la preocupación de la Iglesia por las personas en situación de pobrezas. “Nuestro anhelo de que en Chile todos tengan acceso a los bienes necesarios para crecer, desarrollarse y vivir con dignidad, se manifestará en la opción concreta por superar las grandes y graves inequidades sociales”.
Además, el fortalecimiento y la necesidad de políticas públicas que favorezcan la familia que se funda en el matrimonio, también fue parte del mensaje del Pastor. “Nunca serán suficientes los esfuerzos que debemos concretar para que la familia refulja en su hermosura y trascendencia, en sus valores e ideales. La disposición de todos para acompañar, dedicar medios al fortalecimiento de la institución madre en la que se edifica toda sociedad será, sin duda, una de las mejores y de las más rentables inversiones”, dijo Monseñor Rebolledo.
Respecto a los niños, adolescentes y jóvenes, el Arzobispo los llamó “presente y futuro de nuestro pueblo”, apelando a “la disposición de todos por responder generosamente a la vida más plena que anhelan los jóvenes liceanos, universitarios y trabajadores, es la mejor opción para evitar frustraciones y el descontento que pudiere agudizarse y manifestarse en explosiones sociales”.
También encomendó la oración de la Iglesia por quienes “sufren a causa de actos violentos, o son víctimas de irracionales formas de discriminación y exclusión, o viven al margen de una sociedad que no los considera y valora. ¡La violencia nunca es el camino!”, sentenció el Arzobispo.
Junto con todo ello, manifestó, también, la cercanía con quienes están sufriendo a causa de la sequía que afecta a la región por varios años consecutivos. “Solidariamente salimos al encuentro de los hermanos que están sufriendo las consecuencias de la prolongada sequía, al tiempo que pedimos para ellos que sean atendidos con justicia, eficacia y prontitud. Cuanto nos puede ayudar también forjar una cultura del “cuidado del agua”, en su más amplia expresión, la que, sin dudas, nos favorecerá a todos”.
El momento de Acción de Gracias estuvo a cargo de personas de diferentes ámbitos de la sociedad, quienes reafirmaron la confianza en Jesús, Camino, Verdad y Vida, para que guíe los esfuerzos para una sociedad que tenga al amor como centro de sus acciones. El Te Deum concluyó con la bendición de parte de Monseñor Rebolledo para todos los presentes en la Catedral.