El problema que estamos viviendo en la región, nos va a provocar una merma económica, ya que, está condicionando las actividades productivas y por ende, además, lo que hoy en día se esta dando, conflictos de uso.
Para poder entender de lo que estamos hablando, es necesario aclarar algunos conceptos, por ser; Sequia: situación en la cual la demanda por agua supera a la oferta. Pero también podemos hablar de Sequia Meteorológica que es cuando hay escasez de precipitaciones; Sequias Hidrológicas que se refiere a bajos caudales y por último Sequia de Agua para algún uso, que puede ser “sequía agrícola” (disponibilidad de agua a escala agrícola menor a las necesidades de los cultivos).
La importancia de tener claro los tipos de sequia es que de acuerdo a la que se produzca, ya que, una lleva a la otra, si se fuera proactivo se podrían anticipar los resguardos necesarios y no implementar medidas de parche. Sabemos que los gobiernos duran poco y hay que mostrar resultados o beneficios, pero hay que tener políticas de Estado en temas específicos, a lo igual que las relaciones internacionales. Por ello, realizamos un llamado a concretar medidas de largo plazo e inversiones que la verán otros gobiernos, esto lo hemos pedido, desde hace unos ocho años, a través de la Propuesta de Desarrollo Integral de la Región, donde incluimos los siete puntos, que de llevarse a cabo nos daría agua suficiente, debido a que los recursos hídricos son vitales para la existencia nuestra y para el desarrollo de la actividad productiva del país.
Recordemos que por los años setenta se hablaba que el desierto comenzaba entre Copiapó y Vallenar, por los ochenta se afirmaba que era entre Vallenar y La Serena, hace pocos años atrás se decía al sur de Coquimbo y hoy en día, algunos hablan que está llegando al Valle Central.
Remitiéndonos a la Dirección General de Aguas (DGA), nos dice que el gasto de agua es de 10.000 litros por día con fines hidroeléctricos, 4.000 litros para riego y 700 litros para uso doméstico, esto nos lleva a pensar que la crisis no ha sido tomada en serio, sabiéndose que la zona central de Chile ocupa una franja latitudinal que recibe la influencia “intermitente” del anticiclón del pacifico, que corresponde al centro de Alta Presión que impide el ascenso de masas de aire húmedo en altura, limitando con ello toda posibilidad de condensación y formación de nubes, es científicamente sabido por todos que la presencia de Anticiclones, impide además la entrada de frentes productores de lluvia que, en Chile, vienen desde regiones circumpolares y por ende precipitan en la cordillera del lado Argentino.
En general la demanda de agua está fijada por la actividad humana, mientras la oferta está condicionada por el clima.
OCTAVIO ÀLVAREZ CAMPOS
PROFESOR DE HISTORIA Y GEOGRAFIA
COQUIMBO