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Y llegaron las lluvias. Esas de verdad

Para los nacidos en el Norte Chico, las lluvias en nuestras vidas siempre fueron lo más principal, en la vieja casona familiar, hoy derrumbada por la irracionalidad humana, en un lugar prominente se encontraba ubicado un artefacto alemán muy preciso que en la temporada otoño-invierno era diariamente consultado, se trataba de un Barómetro ,que basado en sus sensibilidades anunciaba presencia o ausencia lluvias . Bajó el barómetro y eso era un notición que conmovía a toda la familia, aquello pronosticaba lluvias . Por aquellos años no existía el hombre del tiempo, menos se conocía eso de los celulares que con absoluta precisión nos entrega, entre miles de otras propuestas, el pronóstico del tiempo con exactitud de un Omega. Entonces con la actual tecnología aquel viejo Barómetro quedo rezagado en un rincón de la memoria.

Más hoy he conocido las lluvias. Esas lluvias potentes .Esas de verdad.

Ubicado en plena Araucanía cerca del mar, en Rucahue, Carahue adentro, he sentido el plañir de las aguas en el techo de zinc, con una intensidad aterradora, muy diferentes a los relatos de Neruda en sus vivencias temucanas. No. ahora sí que siento y por primera vez en mi vida lo que es llover,- a cantaros como decía mi madre – pero de esos cántaros pesados, macizos, el agua cae con peso como de plomo, no de gotas , aquellas románticas gotitas nortinas que hacen que las celebrábamos con algarabía y con fiestas familiares, ya que allá como acá , la lluvia trae vida y esperanzas en especial a los rurales y estoicos campesinos comuneros .

Pero en el Sur, es otra cosa, es pesada, cargante , lluvia sobre lluvia día, tras día , días seguidos, y nos resulta sólo refugiarnos al lado del fogón de la cocina de esas cocinas sureñas a leña que además de calentar las teteras y ollas, a través de ingeniosas tuberías abastecen de agua caliente a la ducha y permiten un ambiente más o menos grato a una temperatura tolerable.

Entonces y consecuencialmente aparece otro nuevo elemento, el barro, un barro muy desagradable, pesado, que hace intransitable los caminos ,y que nos aleja de la civilización, sin diarios, sin tele, sin internet, ya que en estos campos los vientos que acompañan a las aguas derriban árboles, que cortan el tendido eléctrico y a veces los caminos.

Ahora emergen dos nuevos elementos para mi desconocidos, las botas de agua indispensable si se quiere salir de casa ,a las que también se debe aprender a usar, carecen de tacos, en el barro es fácil resbalarse y caer de” poto al barro” ,no solo haciendo el ridículo ante la comunidad mapuche sino que además con la ropa imposible de usar .

El segundo elemento sí que tiene plena justificación, en verano comentaba cómo es posible que la gente lugareña le rindan tan pleitesía a la Xunta como dicen los gallegos, en efecto la Yunta de Bueyes, o Bous cono diría un catalán, son los únicos que se atreven con la lluvia y con los pantanoso caminos, ellos “el cordillera” y “el mariposa” son los verdaderos colosos que irrumpen por estos lodazales ,y un aliado indispensable, la carreta que en gloria y majestad supera a las más poderosas 4/4 y resultan triunfadoras en estos inviernos sureños. La dupla Carreta-Bous nos acerca a los almacenes, portan la harina, el pan, los fideos, sal y azúcar, es decir el enlace perfecto que rompe el aislamiento que el barro nos atenaza.

Como toda dicotomía, en un análisis realista las lluvias nos conducen a la otra visión de la vida y, ello se observa con creces. Hacen brotar lo más hermoso del Sur .Sus paisajes. Así entre Traiguen y Chol-chol nos asaltan unos maravillosos brotes de soles amarillos que iluminan el camino y refrescan el alma, son los Aromos de los Campos de Traiguen. Inmensos. Notables, que hermosean las planicies de Malleco y entre medio enormes sembradíos de trigo que brotan majestuosos entre los surcos de tierra fértil y generosa. Semillitas que portarán los granos de esperanza, de alegre y verde vida para un pan que presidirá las mesas familiares chilenas.

Pero eso no es todo: por ahí asoma como “una chispa de fuego” ,enredado entre los Peumos y las Quilas el tormentoso y apasionado Copihue. Único. El Rey floral de la Araucanía .Bello. Simple, rojo .Insigne farol que ilumina los campos sureños. No pueden faltan en estas polifonías de colores y de sonidos los loros choroyes, los pájaros carpinteros, las diucas, los trucaos, los run-run, los siete colores, algunas perdices que con sus trinos alegran el bosque valdiviano. Por ahí ,en el humedal de Moncul diviso unos hermosos Cisnes de Cuello Negro que nadan majestuosos mostrando toda su ancestral belleza, y de vez en cuando algunos Cisnes como de algodón, los Cisnes Coscorobas que también se observan en los humedales de Tongoy.

Estamos obligados a convivir con las lluvias en este húmedo Sur chileno. Lluvias que esta vez han sido muy generosas ya que se extendieron hasta nuestra región, dejando una nota de esperanzas a los aguerridos agricultores y campesinos nortinos y llenando de un atractivo mayor a los amantes de la naturaleza que nuevamente podrán disfrutar de un jubiloso Desierto Florido.

Iván Ramírez Araya,
Rucahue/Chomio Región de la Araucanía
20 de Agosto 2017.

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