
Dejamos atrás Nueva York, y ahora volamos hacia Las Vegas, “la ciudad del pecado”.
Tuvimos que cruzar todo los Estados Unidos para llegar. 5 horas de vuelo, más o menos.
Siempre había querido conocer esta ciudad por que por aquí han desfilado los más grandes espectáculos de la tierra. Quizás el más icónico sea Elvis Presley, el Rey del Rock. Sin mencionar a Frank Sinatra, Dean Martin, Michael Jackson y casi todos aquellos artistas de fama mundial que nos recordemos. Ahora por ejemplo se estaba presentando Olivia Newton John en el Hotel Flamingo.
Las Vegas me sorprendió.
Uno esperaría que su prestigio ¿o desprestigio? (Bueno… según como se mire), de ser “ la ciudad del pecado” se respirara por todos lados pero… nada de eso.
Por el contrario. La planificación del atractivo de la ciudad ha sido preparada con tanto cuidado que el “matrimonio” entre ser un sitio de atracción turística “sano” y la “ locura” de estar aquí, funciona muy bien.
Creo que las película como “Hangover” o como la vimos en Chile “Que pasó anoche”, es solo una parte de la ciudad. Y, quizás, la parte más escondida. Porque usted puede venir, conocer los Hoteles y Casino, hacer tour a lugares interesantes, etcétera sin volverse loco. Y lo pasará estupendo.
Claro que si usted viene a buscarle “el cuesco a la breva”… ¡lo va a encontrar!… y puede terminar hasta casado al otro día, sin saber ni con quien se casó, porque aquí el matrimonio es libre!.
¿Qué hemos hecho?
Conocer el famoso bulevar donde se encuentran todos los famosos Hoteles y Casinos, comer en diferentes Restaurantes, ver las impresionantes imágenes nocturnas con algunos espectáculos hermosos de aguas danzantes, quisimos viajar en Tour al área 51 (Donde se dice que tienen a los extraterrestres del Caso Roswell), vimos un maravilloso espectáculo de David Copperfield, donde hace aparecer un gigantesco ovni … ¡dentro del teatro!… y que vuela… ¡por sobre nuestras cabezas!, conocimos la famosísima de la serie de televisión “El Precio de la Historia”, pero la que “la lleva” – en mi opinión-, fue el Tour al Gran Cañón del Colorado.
Habían 3 opciones de horarios: muy temprano, mediodía y tarde.
Decidimos muy temprano. ¡Un acierto!.
En la mañana el sol deja caer sus rayos en forma oblicua sobre la tierra generando un espectacular contraste de luces y sombras sobre las escarpadas “murallas” de Gran Cañón sacando de esta maravilla de la naturaleza, su más grandiosa majestuosidad y su espectáculo sobrecogedor.
El Tour fue “de miedo”… realmente.
6 de la mañana nos pasó a buscar… una limusina, a “los rotitos”.
Luego fuimos trasladados al aeropuerto donde abordamos un helicóptero junto a una familia gringuita muy bonita de un matrimonio con sus dos hijas preadolescentes.
El piloto del helicóptero nos asignó a Pedro Jr. y a mí, los asientos delanteros de la nave.
Que suerte. Y de verdad, que suerte, porque pude hacer unos videos maravillosos de la presa Hoover, las reservas indígenas, pero lo más espectacular, el ingreso volando en helicóptero al Gran Cañón. Una maravilla. Tal vez pueda subir algún video al diario cuando llegue – creo yo – porque son medios pesados.
Aterrizamos casi al fondo del Gran Cañón y pudimos compartir un desayuno liviano; pero rico, con otros turistas que también hacían el Tour.
Luego, pudimos caminar, ver, oler, y extasiarnos con el paisaje majestuoso.
Me encanta la meditación, y por un momento cerré los ojos y viví uno de los momentos más hermosos e íntimos en mi interior. Un regalo de Dios.
Después de esa linda experiencia nos remontamos en vuelo para elevarnos sobre la llanura superior del Gran Cañón y poner rumbo a Las Vegas de nuevo.
Cuando se perfilaron los edificios de la ciudad, el piloto tomó rumbo hacia la Avenida principal, o Bulevar de Las Vegas, y sobrevoló esa hermos arquitectura que forma una ciudad de ensueño.
El Tour terminó cuando después del aterrizaje, nuevamente nos fueron a dejar al Hotel Paris, que fue donde nos alojamos.
Amigas y amigos… un sueño.
Pedro Vargas.