Una de las promesas de campaña de la Nueva Mayoría, que hoy muchos le exigen que cumpla, es que mediante una “Reforma Educacional”, se aseguraría una educación gratuita de calidad en todos los niveles; pero hoy solo esbozan medidas que bajo el pretexto del ¡fin al lucro! permiten vislumbrar grandes trabas a los sostenedores de los colegios particulares subvencionados, los que actualmente se hacen cargo del 54% del alumnado nacional, pero no proponen medidas efectivas para elevar la calidad de la enseñanza que entrega el sistema público.
Lo anterior, ha motivado alarma en padres y apoderados del sistema mixto educacional, originando masivas marchas de padres apoderados, como una reciente efectuada en La Serena, que reunió más de 10.000 personas, o reacciones como la de los colegios alemanes del país, que través del Embajador de Alemania en Chile, han solicitado la opinión de un ex- Asesor del Mineduc, en relación a las exigencias que se proyectan hacer al 7% de los establecimientos “privados”.
Las medidas que se conocen parecen estar dirigidas a destrozar la enseñanza, nivelando los tres tipos de educación existentes; ya que el Ministro Eyzaguirre expresa «No es cierto que la educación subvencionada tenga mejores resultados que la pública» (…), el sistema mixto ofrece mejoras pero en base a la segregación, comparando ambos sistemas como un competidor en patines versus uno descalzo. “El descalzo es la educación pública, y ante ello declara para nivelar (…) Primero tengo que bajar al otro de los patines”, apreciándose su pretensión de disminuir el rendimiento del mejor para que se le iguale, sin proporcionar patines a los rezagados.
En relación a la educación superior, el oficialismo insiste en entregarle al Estado ingresos extras y más potestades para determinar la viabilidad de proyectos académicos a la Comisión Nacional de Acreditación, sin que a la fecha se aclare con transparencia el lucro denunciado en varias casas de estudios superiores, existiendo ya una presión encubierta para acreditarse, por lo que el Presidente de la citada Comisión, si bien opina que la acreditación debe seguir siendo “voluntaria”, excepto para las carreras de Medicina y pedagogía, reconoce que con los nuevos criterios varias carreras podrían quedar afuera, cambiando el mapa.
Por lo visto, queda más que claro que la mejoría en educación, no se logra solo con buenas intenciones y que la promesa de una “educación de calidad”, era y es solo una promesa muy difícil de consolidar debido a la ambigüedad de las propuestas y continuas modificaciones que se efectúan a los proyectos, y en relación a la gratuidad que se oferta, los más afectados serán los estudiantes de establecimientos particulares subvencionados, cuyas exigencias para acceder a beneficios de subvenciones, hacen previsible que muchos se decidan a convertirse del todo en particulares, puesto que sus prestigio ganado por largos años, les impedirá sacarse los patines para competir a pie descalzo en la maratón del saber.
Dra. Susana Verdugo Baraona.-